Tiqqun: Eh bien, la guerre!

Fábrica de ideas: ¡BUENO, LA GUERRA!

COLECTIVO TIQQUN: Órgano consciente del Partido Imaginario

Es necesario en todo empezar por los principios. La acción justa se deriva de ellos.

Cuando una civilización está arruinada, necesita llevarla quiebra. No se limpia una casa que se derrumba.

Las metas no hacen falta, el nihilismo no es nada. Los medios son fuera de caso, la impotencia carece de excusas. El valor de los medios se remite a su fin.

Todo lo que es , es bueno. El mundo de los qelipoth , el Espectáculo, es, íntegramente, malo. El mal no es una substancia. Si fuera una substancia, sería bueno. El misterio de la efectividad del mal se resuelve en que el mal no es, y sin embargo es una nada activa .

El mal consiste en no distinguirlo del bien. La indistinción es su reino, la indiferencia su poder.

Los hombres no aman el mal; lo que aman es el bien que hay en él.

En el Tiqqun , el ser retorna al ser, la nada a la nada. La consumación de la Justicia es su abolición.

La historia no ha terminado. Para ello necesitaría nuestro permiso.

Un solo hombre libre basta para probar que la libertad no ha muerto.

La cuestión no es nunca “vivir con su tiempo”, sino para o en contra de él. Esto no es opinable.

Todo lo que se jacta de ser un avance temporal, confiesa, con eso sólo, que no es superior a su tiempo.

Lo nuevo es solamente la coartada de lo mediocre. Hasta hoy, el progreso no ha supuesto más que un cierto aumento en lo insignificante. Lo esencial ha quedado en la infancia. Los hombres se han rodeado de hábitos, pero no los han pensado todavía. Esta es una negligencia que ya no tiene recursos. Aquí, la historia empieza.

Las catástrofes de la historia no demuestran nada contra el bien. No son los movimientos revolucionarios los que han suspendido “el curso normal de las cosas”. Inviértanlo. Es este curso ordinario lo que es la suspensión del bien. En su encadenamiento, los movimientos revolucionarios componen la tradición del bien; hasta acá: la tradición de los vencidos. Es la nuestra.

Toda la historia pasada se resume en esto: que una gran ciudad fue sitiada por reyezuelos. Inexpugnable, el resto permanece.

Absolutamente antes del tiempo, hay el sentido.

Hay un reloj que ya no suena. Suya, la realeza.

Es preciso actuar como si no fuéramos hijos de nadie. Su filiación verdadera no les es dada a los hombres. Esta es la constelación de la historia de la que consigan reapropiarse. Es bueno tener un panteón. No todos los panteones se encuentran al final de una calle Soufflot.

Los lugares comunes son la cosa más bella del mundo. Es necesario repetirse. La verdad siempre ha dicho la misma cosa, de mil maneras. Llegado el momento, los lugares comunes han tenido el poder para hacer tambalearse los mundos. Además el universo ha nacido de un lugar común.

Este mundo no está adecuadamente descrito porque no está adecuadamente contestado; y al revés. No buscamos un saber que dé cuenta de un “estado de hecho”, sino un saber capaz de crearlos. La crítica no debe temer ni la gravedad de los fundamentos ni la gracia de las consecuencias. Esta época es tan furiosamente metafísica que trabaja sin tregua para olvidarlo.

A la Metafísica Crítica, al rechazarla, se la abraza.

Algunos han hallado que la verdad no existe. Han sido castigados por ello. No se sustraen de la verdad, mientras que la verdad se sustrae de ellos. No la entierran, mientras que ella los enterrará.

No queremos saber nada de gemidos; no le haremos a nadie el favor de una revuelta a la medida. Van a tener que recuperar todo, por ustedes mismos. Este mundo necesita verdad, no consuelos.

Es necesario criticar la dominación, porque la servidumbre domina. Que haya esclavos “felices” no justifica la esclavitud.

Han nacido. Quieren vivir. Y persiguen sus destinos de muerte. Incluso, quieren descansar y entonces hacen hijos, para que nazcan otros muertos más, otros destinos de muerte.

He aquí que vinieron el tiempo de las larvas, incluso escriben libritos de los que se charla en sus criaderos.

Desde que hay hombres, y que leen a Marx, se sabe lo que es la mercancía, pero todavía no se ha acabado con ella en la práctica. Algunos, que en otro tiempo hicieron profesión de criticarla, anunciaron incluso que ella sería una segunda naturaleza, más bella y más legítima que la primera, y que nosotros deberíamos plegarnos a su autoridad. Sus metástasis han alcanzado las extremidades del mundo; sería bueno tener presente que un organismo cancerado se derrumba enseguida.

Las alternativas y los litigios antiguos están exhaustos. Nosotros imponemos otros nuevos.

Rechacen los dos lados por igual. No amen más que el resto. Sólo el resto será salvado.

Los hombres son responsables del mundo que ellos mismos no han creado. No es una noción mística, es un dato. Esto asombrará a quien haya acordado con ello.

De donde: la guerra.

El enemigo no tiene la inteligencia de las palabras, el enemigo las pisotea. Las palabras desean ser vueltas a levantar.

La felicidad no ha sido nunca sinónimo de paz. Hay que hacerse una idea ofensiva en torno a la felicidad.

La sensibilidad sólo ha sido durante demasiado tiempo una disposición pasiva al sufrimiento, ella debe devenir el medio mismo del combate. Arte de reconvertir el sufrimiento en fuerza.

La libertad no se adecúa a la paciencia; ella es la práctica en acto de la historia. Inversamente, las “liberaciones” no son sino el opio de los malos esclavos. La crítica nace de la libertad, y la pare.

Los hombres están más seguros de liberarse desprendiéndose, que de acceder a la felicidad recibiendo.

Persigan la libertad y tendrán con ella el resto. Quien quiera guardarse, se perderá.

Igual que todo aquello cuya existencia ha de ser previamente probada, la vida según este tiempo tiene poquísimo valor.

Un orden antiguo subsiste en apariencia. En verdad, no está ahí más que para ser descrito en todas sus perversiones.

Se asegura que no hay ni punta de peligro porque no hay motines; se dice, puesto que no hay desorden apreciable en la superficie de la sociedad, que la revolución está muy lejos nuestro. Lo que ocurre es que las fuerzas de la aniquilación están comprometidas en un camino muy distinto de aquel en que se esperaría hallarlas.

Sepan, jóvenes imbéciles, patéticos bocones realistas, que hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que sueñan vuestros solipsismos inconsecuentes.

Esta sociedad funciona como una llamada incesante a la restricción mental. Sus mejores elementos le son extraños. Se rebelan contra ella. Este mundo gira alrededor de sus márgenes. Su descomposición lo excede. Todo lo que aún vive, vive contra esta sociedad.

Abandonen el barco, no porque se esté hundiendo, sino para que se hunda.

Los que hoy no comprenden, ya desplegaron toda su fuerza ayer, para no comprender. En su fuero interno, el hombre está al día del estado del mundo.

Toda cosa se radicaliza, tanto la idiotez como la inteligencia.

El Tiqqun desprende las líneas de ruptura en el universo de lo indiferente. El elemento del tiempo se reabsorbe en el elemento del sentido. Las formas se animan. Las figuras se encarnan. El mundo es .

Cada nuevo modo del ser arruina el precedente, y sólo entonces, sobre las ruinas de lo antiguo, lo nuevo comienza. Y esto se llama “los dolores del alumbramiento”, a fin de designar un periodo de grandes tumultos. Parece que será aniquilado el antiguo modo de ser en el mundo, lo que cambiará diferentes cosas.

Un día, una sociedad intentó, por medios innumerables y constantemente repetidos, aniquilar a los más vivos de entre sus hijos. Estos hijos han sobrevivido. Ahora desean la muerte de esta sociedad. No tienen odio.

Se trata de una guerra que no está precedida por ninguna declaración. Por lo demás, nosotros no la declaramos, nos limitamos a revelarla.

Dos campos. Su diferencia se apoya en la naturaleza de la guerra. El partido de la confusión querría que no hubiese más que un campo. Lleva una paz militar. El Partido Imaginario sabe que el conflicto es padre de todas las cosas. Vive en la dispersión y en el exilio. Fuera de la guerra, no es nada. Su guerra es un éxodo donde las fuerzas se componen y las armas se encuentran.

Dejen al siglo los combates de espectros. No se lucha contra los ectoplasmas. Se los aparta, para despejar el blanco.

Dentro de un mundo de mentira, la mentira no puede ser vencida por su contrario, sino únicamente por un mundo de verdad.

El complacencia engendra odio y resentimiento, la verdad reúne a los hermanos.

Nosotros” es: nosotros y nuestros hermanos.

La inteligencia debe devenir un asunto colectivo.

And the rest is silence.

Venecia, el 15 de enero 1999.

(Traducción basada en la de La llave de los campos, pero un poquín corregida)